Todo poeta que se precie sabe que las décimas y los sonetos son difíciles de concebir, no tanto por el dominio de las ya antiguas formas de la poesía, sino porque alcanzar sonoridad, profundidad y belleza es un prodigio que pocos pueden alcanzar. Yolvi Cauro en el boceto de libro que se titula “Amorfo de Dios”, alcanza lo que pocos pueden a un tiempo y esto se debe a su estudio constante de los clásicos del Siglo de Oro español.
Cauro aún no tiene 30 años de edad, pero tiene un manejo escritural que ha venido creciendo a buen ritmo, poemas como “Parálisis del arrepentido”, “Lápida”, y “El foso de las horas” lo demuestran, tan es así, que este pequeño esbozo o plaquette fue finalista del I Certamen de Poesía Venezolana “Ecos de la Luz” y en marzo de este 2018 el sello Awen tuvo a bien editarlo para que los hispanohablantes apreciemos el talento desbordante de este portugueseño.
Entre décimas y sonetos mi buen amigo se pasea con soltura… en el muestrario de 19 poemas la soltura es lo que marca la pauta y lo que lleva al lector a engancharse, a saborear lo leído y evocar a poetas de altura como Orlando Araujo. Cuando leí “La muerte constante” a mi mente vino el soneto del apreciado juglar barinés que se titula “Canción al hígado de caña y muerte” ─ que como sabemos es un canto a la vida bohemia ─, y recordé a esa constelación de escritores venezolanos que frecuentaban la República del Este.
Otro texto poético que llamó mi atención, no tanto por el juego de palabras, sino por el enfoque, es el que se titula “Business”, ya que el negocio muchas veces no consiste en venderle el alma al Diablo, sino a Dios, y la disyuntiva está a qué precio, ¿a qué precio es conveniente venderle el alma a Dios? Esa pregunta te suspende y te ayuda a adentrarte en ese misterio que llamamos vida y en “Arquetipos y esplendores” la pregunta fundamental es ¿Qué guardan las estrellas tras sus brillos?
Algo que debo resaltar en este trabajo es el dominio de la glosa, una cosa es crear un poema desde la propia concepción del mundo y otra concebirlo desde el enfoque de los versos de otro y este araureño lo logra con facilidad… Cauro valiéndose de cuatro versos de Otilio Hernández construye “Parálisis del arrepentido” para decirnos, con énfasis, “Soy un demonio que reza / al viejo dios de las glosas”.
Amigo, quiero instarte a que sigas paseándote entre décimas y sonetos como lo vienes haciendo, para que este boceto de libro o plaquette tome su cariz definitivo… cariz que desde ya tus lectores están ansiosos de apreciar.