
Vasia es un ser de gran emotividad, la felicidad lo embota hasta el punto de que no puede hacer nada más que disfrutarla. Ni siquiera cumplir con el trabajo encargado. Con este estado, el autor presenta un proceso de enajenación, de sumisión hacia el jefe que lo desdibuja como ser humano y lo lleva a la pérdida de la razón cuando no puede cumplir un nuevo encargo.
El reflejo de las turbulentas pasiones del alma de Dostoyevski constituye uno de los pilares de la literatura psicológica de la que esta breve narración es un hermoso ejemplo.
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